UNA COPA DIFERENTE

A los curiosos e inquietos amantes del estilo de vida nos gusta descubrir nuevos vinos. 

Tenemos nuestro fondo de armario,con nuestros favoritos,  para aquellos momentos donde no queremos arriesgar. Pero siempre nos gusta saber más y más para darnos cuenta "platonianamente" de lo poco que sabemos. 


Un vino es como un buen libro. Antes de terminarlo ya estás sintiendo nostalgia y sabes que lo echarás de menos. Prometes volverlo a leer, pero cuando vas a buscarlo de nuevo, te dices…- - No, quedan muchos por descubrir, muchos autores por aplaudir, muchas palabras para recorrer. No quiero repetir. De momento…

 

A los intrépidos nos encantan las tendencias, los toques disruptivamente vitales para romper la cotidianidad que suele venir monótona.

Cogemos un camino diferente para ir al trabajo, o eliges un nuevo bar, aunque te encante ver a Kay o a Yeylle o a Kim que nada más llegar te ponen la copa en tu mesa y en tu lado de la ventana… Así somos… infieles en casi todo, dicen los datos de consumo.  

Pero cuando se trata de “amores intocables” como el vino… ¡ay que no nos los toquen!… Tendencias las justas. 

 

Al fin y al cabo, ser purista también es tendencia.

 

El vino tiene su magia y como buenos mediterráneos está en casi todas partes. 

Tiene muchos momentos de consumo. Como norma general, salvo jet lags o compromisos, no empezar antes de las 13:00 h. Es en ese momento cuando el aperitivo sube de nivel si lo acompañas con una copa de vino. 

Brunch, almuerzo, afterwork, bañera, charla con amigas por teléfono o zoom, sola leyendo un libro, cenas y madrugadas Moon light style.


Blanco, tinto, espumoso, o rosado. En cristal, tetrabrik, porrón o granel. Para gustos los colores, y los envases claro. No en vano, hay coleccionistas de botella, de etiquetas o tapones. Hay todo un mundo estético además de la organolepsia que también nos fascina. 

 

¿Pero… y en lata?

 

Si, si, en lata. 

Algunas amigas del club se llevaron las manos a la cabeza. Me pregunto en qué momento pasaron las coca-colas o cervezas de la botella a la lata y ahora son parte de aquel grupo selectivo de cosas sin las que ya no puedes vivir.

 

Acabo de conocer a Juan Antón, el Fundador de Aluvinum. Una compañía que ya brilla antes de empezar. 

Un tipazo espectacular. Un genio lleno de personalidad. Contagioso y singular. Y sobretodo muy cercano, facilitador, amable.

Proteccionista de su “creación” como el que sabe que es una novedad preciosa en nuestros mercados,  no por la lata en sí misma, sino por toda la concepción de su proyecto. 

Y por su propósito, que al final es lo que me enamoró: enlatar momentos de felicidad. 


Con un diseño Premium que muestra que la manera de tomarlo es en una copa, y no en la lata. Que la lata es el facilitador de tu bebida favorita. 

Que la lata hará que tomarse un vino dejará de darnos la lata.

Que la lata es una manera de disfrutar del vino de manera cotidiana para evitar escenas como esta, que seguro que os suenan:

 

-       Comida, cena o copa en casa con tu pareja: “yo quiero blanco, pues yo prefiero un rosado” … uno de los dos tendrá que ceder… 

-       Amigo que llega por sorpresa y le ofreces tomar algo: “si tienes un vino abierto perfecto, pero por mi no la abras eh?”

-       Momento “me quito los tacones”: cojo el teléfono y llamo a una amiga, pero no quiero abrir una botella o la que abrimos anoche es tinto y me apetece blanco.

-       Picnic: lo que pesa el cristal, paso de todo… bebo agua

-       Momento 9ª hoyo de golf: Ahora me tomaría un vinito rosado fresco con mis colegas, pero me quedan 9 hoyos aún…qué pena… por qué no habrá bar en el noveno hoyo?. 

-       Esquí:  Arriba en las maravillosas vistas no siempre hay servicio de bar y si lo hay con demasiada cola. Paso. me pierdo el momentazo vino maridado con vistas pájaro. 

-       A media mañana: quedas con alguien en la cafetería o bar de turno, y te da miedito pedir una copa de vino, por ser de muy dudosa procedencia

-       Menús de mediodía, paso de la copa que me dan con el menú por si está "rellenada" de sobras de dudosos vinos… (casi seguro) …. 

 

Estas y otras situaciones similares hacen que ya me haya vuelto una fan de Glass Canned Wines. 

Y más aún de su lema: momentos enlatados para hacerte feliz.







 

Glass Rosé: Rosado, coupage de merlot y tempranillo. Sutil y alegre. 

Glass Red:  Tinto, cabernet y merlot. Frutos rojos y frescor. Personalidad y cuerpo. 

Glass White: Blanco. chardonnay, xarel. lo y muscat. Elegante, acogedor y amoroso. 

Glass Bubbles Blanco y Rosé: Espumoso hecho con las mejores uvas blanca. Vibrante y Feliz.

 

4 variedades para atender a todos los públicos, estados de ánimo y momentos. Una calidad excelente para todas las situaciones anteriormente expuestas y más. Higiénico, fácil de transportar, fácil de conseguir (lo encontrarás en tiendas Gourmet y supermercados). 




 

Por cierto, mientras escribo esto me estoy tomando el Glass Bubbles, en mi copa de Readel de Wine Wings, escuchando a Edith Piaff de fondo. Y confieso que hacía tiempo que no me sentía tan trendy, clásica y feliz a la vez. 

 

Porque la vida hay que vivirla desde arriba, y atesorar momentos, que enlatados y pequeños pueden ser los más grandes.






 

Esperamos que lo pruebes y sobretodo esperamos tu opinión, 

Te informaremos de nuestros eventos y experiencias como siempre y buscaremos un momento “Out of The Box” para tomarnos un Glasswine .

 

Por cierto. las mismas que en su momento se llevaron las manos a la cabeza son las que están promoviendo esta cata cuando lo probaron. ¡Ya te contarán!

 

Feliz día Womenwines 

 

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